Lagomarsino

Información generál

Hacia 1891, vinculados por lazos de consanguinidad, coincidentes en una común y clarividente visión de lo que había de ser el porvenir del país, a la inversa de muchos jóvenes contemporáneos suyos extraviados por inercia en la rutina oficinesca, don Carlos y don José Lagomarsino unieron su actividad de iniciativa tendiendo a una independencia de que fuertes de optimismo y revigorizados de fe, sentíanse ampliamente capaces. Don José vino de allende los mares ; don Carlos nació en nuestro Buenos Aires. Luchando a brazo partido con la suerte muchas veces adversa, azarosa pero tesonera y honestamente, trabajaron animosos hasta consolidar los capitales con que establecerse. El dinamismo, el método y la inteligencia de los señores Lagomarsino dieron pronto sus frutos. Consecutivos días aparentemente prósperos parecían afirmar la certidumbre de un porvenir brillante para los negocios en general.

Pero llegaron las horas luctuosas de la revolución. Sintiendo bullir su argentinidad en el corazón joven y generoso, don Carlos, mitrista de austera convicción, incorporado con su jefe a las legiones idealistas de la Unión Cívica, ocupó con honor y sacrificio su puesto en el cantón establecido en la esquina de Talcahuano y Corrientes , atalaya defensora del Parque, donde, durante cuatro heroicas jornadas, soportó lo más intenso de los embates llevados por las fuerzas gubernamentales comandadas por los coroneles Capdevila y Calaza. Vencida por la suerte de las armas, pero triunfante en la reacción moral cívica salutífera que provocara, la revolución, derribando la endeble arquitectura creada por una fiebre de negocios fáciles y turbios alentados desde arriba, trajo como secuela un estancamiento comercial y un desconcierto de las actividades, difíciles de sacudir.